Educación, conexión y emoción

Intentamos enseñar de forma que cada alumno o alumna construya su propio aprendizaje.

domingo, 19 de enero de 2014

A pesar de los muchos años que llevo metida de lleno en la educación, estoy en mi curso vigesimo-noveno como docente pero muchos más como alumna o aprendiz (traducción de 'learner' en inglés que no me acaba de convencer, aunque en esencia es lo que soy con respecto a las TICs, una aprendiz que avanza muy lentamente) la experiencia educativa me resulta cada día una oportunidad de aprender algo, de compartir con mis compañeros y alumnado. Y aunque no siempre todos estén dispuestos con la misma ilusión, no me cabe la menor duda de que sea el desarrollo de competencias básicas, en este caso las de aprender a aprender y  digital (sin olvidarnos del aspecto tan esencial de ésta como es el tratamiento 'ético' de la información como diría H. Gardner, por cierto recomiendo conocer Harvard's Project Zero, creado por él y otros compañeros,  o esta web australiana de integración de las ICTs en el currículo), o sea la mera transmisión de información y el conocimiento prosódico de datos, nada se puede lograr si no se parte desde la emoción.

Esto es lo más importante y lo fundamental que he aprendido e intento aplicar en mis clases: la imperiosa necesidad de usar la inteligencia emocional y social, una conexión entre la razón y el corazón, el afecto y el intelecto para construir el conocimiento personal, pero siempre en conexión con los demás. Este principio que en un primer momento intuía se me ha hecho evidente, en gran medida, gracias a algo tecnológico como la integración de las TICs y la conexión con compañeros a través de las redes sociales, en particular, en twitter, que, como podrían decir la 'pandilla docente' de #EABE o @ThomWhitby, es una inmediata vía abierta al cambio en  educación.
SacraJaimez

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